domingo, 15 de mayo de 2011

Reflexión sobre la vocación del ser Médico.!

Siempre se ha hablado mucho sobre la vocación médica, que se ‘debe tener’ para el ejercicio de una carrera en salud. Pero siempre ha sido difícil definirla, incluso por aquellos que han elegido hacer carrera ‘en la salud’.



¿Qué es, al fin y al cabo, la vocación? Antiguamente la definición era casi mística: era un estado de inspiración, un llamamiento, una convocación casi religiosa a realizar una tarea. Originalmente se asocio al llamamiento a la vida religiosa, debido a que se consideraba especial la vocación de aquellos que renunciaban a la ‘vida material’ (con todos sus votos de silencio, castidad, pobreza, etc.) en pos de la búsqueda espiritual. Con el paso de los años, el uso cotidiano ha ido banalizando en forma implícita la definición misma: hoy la Real Academia define la vocación como una ‘inclinación’ por una profesión o carrera. Como si pudiese tener ‘vocación por el fútbol’ simplemente porque me gusta jugar los fines de semana con mis amigos, o ‘vocación por la matemática’ simplemente porque me gustan los números. Ya no parece asociarse a un compromiso de vida, sino simplemente por una búsqueda de placeres pasajeros. Al punto de que hoy en día existen profesionales en explicarnos nuestra vocación si realizamos una batería de pruebas de ‘orientación vocacional’.

Esto hace aún más difícil el acercamiento a descubrir que es la vocación médica. ¿Es simplemente una ‘inclinación’? ¿Alcanza simplemente con eso para llegar a la autorrealización ejerciendo una carrera de la salud? Reflexionemos sobre dos aspectos. Ante la pregunta de ¿por qué estudiar medicina? existen dos respuestas previsibles: la fascinación con el cuerpo humano, con la biología exquisita del mismo, explorarlo y conocerlo, y el deseo de asistir, de servir, de ayudar al prójimo. Podríamos dejarlo aquí, y contentarnos con estas dos ideas, pero si escarbamos bajo la superficie quizás encontremos alguna explicación, que más adelante nos permita explorar la ingenuidad del estudiante y la frustración de los médicos.

El primer aspecto es el del conocer: la curiosidad y la fascinación por el conocimiento como primer motor de la vocación médica. Pero si la fascinación fuera simplemente científica, muchos estudiantes de medicina podrían haber elegido tranquilamente una carrera en física o matemática, ciencias que se ocupan de la materialidad del universo y de desentrañar sus incógnitas. Pero la medicina es la única ciencia donde se cruzan en forma más íntima el mundo material y el mundo espiritual para definir la condición humana. De aquí, en parte, eso de que la medicina es ‘ciencia y arte’: ciencia, porque estudiamos procesos químicos, físicos y biológicos. Arte, porque sabemos que realmente sabemos muy poco, y que hay muchas cosas que subyacen al hombre, muchas de las cuales ni siquiera estamos seguros de que sean una mera cuestión orgánica. La ciencia de la medicina esta íntimamente ligada a temas que siempre fueron grandes incógnitas para la humanidad. La mente y el cuerpo, la racionalidad y emocionalidad, pero especialmente a las dos grandes preguntas que se ha hecho la humanidad: el sentido de la vida, y lo que subyace a la muerte. ¿Podría ser que nos acerquemos a la medicina en busca de respuestas a estas dos preguntas trascendentales de la humanidad? ¿Acaso nuestra fascinación con ‘la máquina humana’ es con el aspecto orgánico, o con esa aparente relación entre lo orgánico y lo aparentemente inorgánico de la mente y la emoción humana? ¿Nuestra fascinación no será en realidad con poder buscar respuestas a nuestras propias incógnitas sobre la condición humana?

Finalmente esta el aspecto más humano. Eso de que ‘quiero ayudar a las personas’. ¿Acaso ese deseo no se fundamenta en lo anterior? El ser una influencia positiva en la vida de las personas: ¿no se fundamente en el deseo de ser trascendente? Ante la incógnita de la condición humana: ¿no buscamos todos, incluso aquellos que reniegan de los pacientes o se dedican a investigar en ratas, el servicio al hombre, y la mejora de la condición humana? La diferencia es la aproximación: en forma individual, paciente a paciente, o en forma más global, impactando en forma positiva sobre la población. En fin: vocación de servicio. No es casual que muchos médicos y estudiantes de medicina se vuelquen al mismo tiempo a la docencia.

¿Será esa la verdadera vocación médica? El deseo de Ser trascendente, de haber pasado por el mundo en forma activa y positiva, buscando aliviar aunque sea un poquito el sufrimiento inherente a la condición humana. La lucha constante contra el mal del mundo como motor de nuestra autorrealización. En fin: vivir no solo para nosotros, sino también para los demás.


Martín Carreras


Fuente: http://www.mancia.org/foro/articulos/52877-reflexion-vocacion-medica.html

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